lunes, 28 de febrero de 2011

Hoja de ruta

Diciembre del 2009. Muchas cosas para enterrar, muchas otras por empezar.
Tantas veces anteriormente había tratado de hacer el famoso "borrón y cuenta nueva" pero claramente, nunca lo había logrado.
- Son frases hechas. - le dije a Mecha. - Dudo poder lograrlo.
- No es imposible, pero sí difícil y más si no te convencés vos misma.
Estaba segura que debía hacer un cambio mas profundo...pero, ¿cómo?

Terminando el ciclo lectivo en la escuela, el día del acto de fin de año lloré como una nena. Tanto como si todos mis alumnos fueran parientes mios, o como si la que terminaba el año fuera yo. Veía a mis "chiquitos" paraditos, cantando el himno, sosteniendo la bandera, prolijos saludando nerviosos a sus padres, sacandose fotos por todos los rincones. Me movilizó de pies a cabeza, me puse contenta y triste al mismo tiempo.
- Diosa, quedate con primero en el patio hasta que tengan que subir al escenario por favor! - me pidió la directora.
- Seeeeñoooooo!!!!!! - vinieron en seguida todos gritando a abrazarme. - Te vamos a extrañaaaar!!!!
Los miré llena de ternura, y con una sonrisa les dije que yo también. Y me sorprendí al darme cuenta lo sincera que estaba siendo al responderles.
Se me llenaron los ojos de lágrimas. Por primera vez me sentí mujer, y no por estar delante de un hombre, sino por un instinto que surgía desde mis entrañas. Por primera vez, soñé con algún día ser mamá...

- ¿Vamos a cenar para despedir el año después de los finales, como hacemos todos los años?
Yanina me miraba con una sonrisa, acababa de dar bien una materia, a pesar del momento difícil que atravesaba.
- Si, dale. El viernes cuando salimos de la facu vamos. Hace mucho que no saco la nariz a la calle.
Le avisó a Marianela, pero por esa época ya las cosas habían dado el giro rotundo. Fuimos a un bar-pizzería de la zona. Comimos, charlamos.
- Voy a empezar a trabajar.
- ¿Te parece, Yani?
- Si, la psicóloga con la que hablé cuando mi viejo estaba internado me recomendó que busque nuevos ambientes.
- ¿Pero tu mamá no necesita que la ayudes en su oficina?
- Si, pero está mi hermano, y yo quiero empezar a ganar experiencia en lo nuestro. Ya empecé a mandar curriculums, y la semana que viene tengo una entrevista en una.
- Si a vos te parece que es lo mejor, dale para adelante!
- Ayer hablé con Enzo.
Tragué el pedazo de pizza que tenía en la boca de golpe y abrí los ojos.
- ¿Ah si?
- Me preguntó como andaban las cosas, y le conté todo esto. Me dijo que le parecía bien que empiece a laburar, viste que a él le encanta hacerse el psicólogo!
- Si, vi... - Y tomando un sorbo de vino cambié de tema. - Che, y que laburo querés? ¿Programadora? ¿Base de Datos?
Termianos de comer y fuimos a un bar. Nos encontramos con Joaquín, el primo de Fede.
- Diosa, ¿algún día me vas a dar bola?
- mmmm, me parece que no Joaco! Pero por las dudas seguí preguntando. - contesté siguiendo el juego que hacía siempre con él. Fede me había contado que su primo tenía una atracción especial hacia mi, y que todas sus novias siempre volaban de celos cuando yo aparecía en algún lado. "La mirás de una manera que a mi no", le había dicho una. Algunas noches de flaqueo, Joaquín consiguió algunos besos (a pesar de no estar soltero), pero no más de eso. Para mi era más divertido que amoroso. Sin embargo reconozco que besa muy bien.
- ¿Vamos? - le pregunté a Yanina.
- Si, dale. Estoy muerta!
- Ey, Diosa!! Te vas a ir sin darme un beso?
- Por supuesto. Es lo que estoy haciendo, no ves?
A Joaquín se le transformó la cara. Yanina se acercó y me dijo al oído:
- Son las 5 de la mañana! A esta hora está permitido, podés darle.
Yo solo me reí y saludé a sus amigos.
- Diosa!!! - insistía haciendo puchero. - Por favor te pido, ¿qué tengo que hacer para que me des bola algún día? ¿Querés que me arrodille? Lo hago!! Sabés que me gustas y que me muero de ganas de que me dés un beso. Decime, ¿qué tengo que hacer?
Lo miré a los ojos y me sonreí.
- Todo al revés Joaco, todo al revés. Evidentemente para que me termine enamorando como una pelotuda, ahora deberías estar ignorándome y haciéndote rogar. ¿Ves que no entendés nada?
- Uh que histérica que sos!
- Si, la peor de todas. Odiame!
Joaquín me dio un beso, pero en seguida salí del bar con Yanina.
- ¿No te gusta, no?
- No...o sea, es Joaquín, es un desastre! Vos lo conocés hace rato y sabés como es.
- Bueno, pero para un sábado a las 5 am no está mal! Aprovechá para pasarla bien!
- Si, pero viste cuando eso que tenés ahí, al alcance de la mano, no te atrae?
- Perfectamente te entiendo.
- Tiene razón él: somos muy histéricas.

Vacaciones. Ya no más colegio, ya no más facultad. No tener que cumplir horarios. No tener que cruzarme a Orlando haciéndose el canchero con su moto, mientras dentro de mi sentía esa dualidad entre amor-odio, esa mezcla entre ganas de meterlo en una cama y de enterrarlo vivo. No tener que cursar esa única materia que me había quedado a la mañana junto a Marianela, y tener una espina clavada toda la mañana. El año próximo todas a la noche, lo había decidido. Aunque eso también implique escuchar a Martín contando sus anécdotas de mujeres y pecados (él había cometido todos!)
Vacaciones. Ya no quería vivir pendiente de lo que Facundo hacía o decía. Me obligué a solo hacer uso del conocimiento de su contraseña de Facebook una vez por semana. Mi meta para el 2010 sería, aparte de recibirme de Analista, superar todo lo que él significaba para mi. Pero, ¿cómo?. Como empecé diciendo, sabía mejor que nadie que era casi imposible. Que aunque me lo tatuara en la frente, hasta que realmente no me diera cuenta lo mal que me hacía, no lo iba a llevar a cabo.
Debía encontrar una manera de sacar los fantasmas de mis recuerdos.
Vacaciones.
Ahí estaba la clave.
De chica, solía zambullirme en el mundo de la literatura durante todo el verano. Busqué en mi biblioteca y me acordé que nunca me había comprado el libro de mitología griega que tenía ganas de leer. Entonces empecé a buscar títulos interesantes en internet.
No recuerdo como, pero llegué a un blog. Y luego a otro, y a otro. Pasé por muchos. Me enganché con dos o tres. Especialmente uno, que me lo devoré en 2 días.
Un blog.
Ahí estaba la solución.
¿Y si contaba mi historia? Desde el principio, claro. Quizás había gente que se sentía igual. Quizás la opinión de un desconocido me servía. Quizás descargar en palabras todo ese amor contenido, me ayudaba a sacarme el peso de encima.
Diciembre del 2009. Nace LaGranDiosa...

...nace este mundo maravilloso que me cambió la vida.

viernes, 18 de febrero de 2011

Volver a empezar

La noticia de Yanina nos movilizó a todos. El hecho de que de un día para el otro le descubran a su padre cáncer en gran parte de su cuerpo, y que combatirlo sea tan difícil como peligroso, de manera que solo le den tres meses de vida y nada para hacer, era algo terrible. Mi charla definitivamente ya no tenía importancia, y hasta en un punto me hacía sentir culpa.
Durante las primeras semanas, intenté ayudar a mi amiga de la manera que podía o ella me dejaba. Gracias a Dios, al mes encontraron un médico que le propuso una operación y tratamiento. Era la única esperanza, que encima de todo, costaba muchísimo dinero. La familia decidió aceptar esta posibilidad. Luego de que el papá de Yani saliera de la operación, comenzaron con el tratamiento. Poco a poco, y sorteando muchísimas dificultades, pudo ir saliendo. A pesar del primer médico, no solo vivió los tres meses que le pronosticaron, sino muchos más. Hoy puedo decirles que no está curado, ya que la metástasis sigue presente en su cuerpo, pero que el padre de mi amiga puede llevar una vida casi normal.
A lo largo de todo ese tiempo que conllevó la enfermedad, yo nunca me sentí capacitada para contarle lo sucedido con Enzo. No era oportuno, no tuve la valentía, no podía pretender que Yanina soportara algo más.
Por eso motivo nunca se lo conté y es el día de hoy que continúo guardando el secreto.

Por otro lado, la relación con Enzo siguió de tal manera que no se me dificultó ocultar lo sucedido...
Luego de aquella noche, esperé que diera alguna señal de vida. Sin embargo, Enzo ya ni me hablaba por msn, y cada vez que lo hacíamos terminabamos discutiendo.
Intenté que a pesar del desliz que tuvimos, podamos seguir siendo amigos como antes, pero era en vano. En el aire de nuestras conversaciones se olía bronca y hasta resentimiento. Era una situación que me daba mucha pena, y si me proponían volver el tiempo atrás, estaba segura que elegiría quedarme con las ganas y preservar nuestra amistad.
Durante el primer tiempo, la falta de esa persona incondicional que me escuchaba en todas y me aconsejaba como nadie, se notaba mucho. Extrañaba a Enzo. Y a pesar de que después de cada discusión me prometía no volver a hablarle, ese sentimiento que salía de mi interior, me llevaba a volver a intentarlo. Hasta que bajé los brazos y no volvimos a hablar mas.
Mi parte mas insegura se cuestionaba si en realidad yo no le había gustado. ¿Y si solo había querido estar conmigo como parte de un plan de venganza para Yanina? No podía creer que alguien a quién le había confiado tanto me desilusionara de esa manera.

Mientras Yanina sorteaba el malestar de la enfermedad de su padre, trataba de dar las materias que podía. Yo me internaba con Tomi y Emi para preparar la tésis y poder presentarla en diciembre. Pero luego de algunas presentaciones nos convencimos que lo mejor sería dejarla para Marzo y ocuparnos de las otras materias.
Los fines de semana que tenía disponible y ganas de salir, ya no tenía al bloque para hacerlo. Por eso recurrí a Mecha, y más adelante a otro grupo de amigas que poco a poco fue formándose.
A la vuelta de mi casa vivía Yiyo, una chica que había ido a mi colegio, pero un año mas grande. Y ahora la había reencontrado en el gimnasio y nos habíamos empezado a llevar bien.
Yiyo era mas petisa que yo, morocha, llena de rulos, delgada pero con buena delantera. Aunque estaba soltera, cada vez que salíamos lo que menos le interesaba era conocer gente nueva. Nos quedabamos sentadas charlando y tomando algo, y por supuesto, me cargaba al verme como yo saludaba a todo el mundo.
Renata era la mejor amiga de Yiyo. Ella también iba al colegio y empezó a salir con nosotras. De mi misma estatura, cabello rubio y lacio, pero con muchísima mas delantera que Yiyo. Me sentía pobre al lado de ellas. Renata tenía una historia de amor compleja y extensa con un chico que trabajaba de patovica en un bar cercano a Crow's. Estudiante de psicología, siempre con la palabra justa.
Rosa y Marina eran hermanas de un compañero de la facultad. Rosa estudiaba medicina en la misma que yo, y Marina hacía un curso de cocina. Rosa, de 25 años, alta, flaca, de pelo castaño y rulos, siempre usando jeans ajustados y remeras de colores. Marina igual, pero de 21. Ambas empezaron a ir siempre a Crow's para salir con nosotras.
Flavia era amiga de Rosa, otra estudiante de medicina, y a veces también se sumaba al grupo.
Así fue como formamos un grupo de fines de semana. Yo las miraba con recelo, y todavía no me animaba a llamarlas amigas con todas las letras. Venía de muchas desilusiones en materia de amistad, y no quería volver a tropezar. Si me había defraudado una amiga que tanto conocía, ¿por qué no lo haría alguien que veía solo de noche?. De todas maneras, me alegraba saber que no estaba sola y que supe encontrar gente para rearmar mi vida.

Un sábado cualquiera, fuimos a Crow's con Yiyo, Renata y Emi. Mientras Renata trataba de levantarse a Emi sin ningún éxito, vi entrar a Facundo.
- Saludalo Diosa! - me insitía Yiyo.
- No, mejor evitarlo... - quería autoconvencerme.
- ¿Estás segura que vas a poder?
Obviamente, no. Pasó por adelante mio y nos saludamos. Se acercó a la barra a pedir algo, y mientras los chicos se alejaban, nos quedamos charlando solos.
Pasamos una hora hasta que mis amigos volvieron y él se encontró con una amiga y nos separamos.
- ¿Pasó algo cuando nos fuimos? - me preguntó Renata.
- No, nada de nada.
- ¿Por?
- Porque no. Estuvimos hablando nada más.
- Te le hubieras tirado encima! Cómo yo hice con éste boludo de Emi, pero claro, Facundo seguro agarraba viaje!
- No voy a tirarme encima de nadie Renata! Él sabe que si quiere estar conmigo, con un gesto alcanza. Pero no voy a forzar las cosas. Y ya es tarde, asique mejor vamos yendo, no?
Salimos de Crow's y Emi se fue para su casa. Con Yiyo y Renata empezamos a caminar hasta la estación, ya que las chicas insistieron en tomar el colectivo hasta casa.
Caminaba con miedo, no paraba de recordar aquel día de furia cuando nos corrieron por la calle con Marianela, Fede y su primo Joaquín. Tratando de alejar mis pensamientos de mi cabeza, lo único que venía a mi mente era Facundo. Aunque hacía de cuenta que no me había afectado, cada vez que lo veía era un terremoto en mi interior. Estar cerca suyo aceleraba todos mis sentidos y alejarme de él era trágico.
- Está sonando un celular - dijo Yiyo trayéndome de mis pensamientos. Era el mio.
"Orlando llamando", decía. Otra vez rescatándome del peligro. ¿Instinto de superhéroe?
- Hola
- ¿Hola, Diosa? ¿Dónde estás?
- Volviendo a casa, ¿qué pasó?
- ¿Querés que pase a buscarte? Te llevo a tu casa.
- ¿Pero en que andás?
- En la moto.
- Yo no me subo ahí eh!
- Decime dónde estás!
Le dije por la calle que iba caminando y me cortó.
- ¿Quién era? - me preguntaron las chicas.
- Un compañero de la facultad. No se que quiere.
- Ah no perdés el tiempo vos eh! - me cargaba Renata. - ¿Te vas a ir con él?
- No creo, si viene con la moto no me subo.
- Se, claro. Ahora vamos a ver si decís lo mismo. No seas tonta, aprovechá!
Por lo lejos se sentía el sonido del motor. Apareció una super moto negra, y un grandote se sacó el casco para dejar su melena rubia al descubierto. Orlando impactaba.
- ¿Subís? - me preguntó.
- Me da miedo.
- Vamos despacito, dale, no pasa nada!
Y sin pensar más, accedí. Me subí a esa moto y fui derecho a lo obvio. Paramos en su casa, pero luego encaramos al departamento. Dejó la moto en la puerta y subimos.
Volví a estar con Orlando. Volví a entregarme a él, y estaba vez, sobria. Volví a disfrutarlo, volví  a caer.
En mi cuerpo sentía el placer de la venganza, de la revancha, de la satisfacción. Por mi mente pasaron muchas personas. Marianela, Enzo, Facundo. ¿Realmente estaba envuelta con Orlando por lo que él me daba o por lo que los demás me habían dejado?
A pesar de todo, de algo estaba segura. Si con Orlando la pasaba bien, no iba a volver a reprimirme porque era un tiro al aire...

...a partir de ese momento, supe que era necesario empezar de cero.

martes, 8 de febrero de 2011

Claroscuro

Entramos al departamento, prendí la luz y me fijé que todo estuviera en orden. Caminé por todas las habitaciones y revisé todos los rincones aparentando una preocupación normal ante la situación. La realidad es que estaba nerviosa y no sabía que hacer.
En el remis, Enzo ni siquiera me había ofrecido una caricia. Estaba distante y frío. Me sentía como si estuviera yendo a tener sexo con  un desconocido. "Estamos en un remis, Diosa", pensé, "Cuando lleguemos las cosas van a cambiar". Mis nervios de estar usando el lugar de forma ilegal, completaban un estado de intranquilidad terrible.
Cuando ya no tuve mas rincón para revisar, me paré en el medio del comedor y suspiré. Enzo se acomodó el pelo y se acercó riéndose.
- ¿De que te reís? - le pregunté.
- De vos!
- Ah que idiota que sos!! - respondí enojada, pegándole en un brazo.
- Te estoy cargando, tonta. - avisó agarrándome el brazo y haciendo que me acerque a él. - Vení para acá.
Enzo empezó a besarme despacio, y aunque traté de mejorarlo, no había con que darle. Yanina tenía razón, besaba muy mal.
Se sentó en un sillón e hizo que me sentara yo arriba suyo. De a poco, comenzó a sacarme el saco que llevaba puesto. Era como si todos nuestros movimientos y acciones, fueran sacados del mas perfecto manual de entrada en climax. Pero eran eso, sacados de manual. Al menos yo no pude sentirlos nunca, y a pesar de tratar de relajarme con cada caricia, con cada beso, no lograba subir mi temperatura.
Pasamos a la habitación, donde de a poco terminamos de despejarnos del resto de las ropas. Fue quizás, una de las veces que mas vergüenza sentí de estar desnuda.
- Dale, bajá. - me dijo agarrándome de la cabeza.
- ¿Qué? - contesté horrorizada, sentandome bruscamente en la cama.
- Dale Diosa, los dos sabemos perfectamente que te encanta hacer eso, ahora te vas a hacer la "ayy, noo"?
- ¿Me estás cargando, Enzo? - pregunté indignada. No era necesario que me lo dijera, no era necesaria esa acotación. Tanto él como yo sabíamos que eso iba a suceder, pero el hecho de que me lo pidiera de esa manera tan básica, me hizo perder todas las ganas de hacerle nada.
- En serio boba, dale!!
- Olvidate, no voy a hacerte nada de manera obligada.
- No te estoy obligando, te lo pedí nada mas. ¿Qué tiene de malo? Dale, si lo hablamos mil veces esto! No nos vamos a espantar ahora!
Me quedé quieta pensando que quizás tenía razón. No tenía nada malo y después de todo era lo normal. De a poquito bajé y en ese momento confirmé que los dichos de Yanina eran todos reales. Enzo venía muy bien, demasiado. Y eso me daba miedo.
Pero al ratito dejé inconcluso lo que estaba haciendo y le expliqué que de verdad no tenía ganas. Enzo dejó de insistir y se puso arriba mio.
No voy a contar detalles, simplemente voy a decir que mis miedos con respecto al tamaño se disolvieron en 3 minutos. Podría haberme pintado las uñas mientras Enzo hacía lo que quería. No sentí nada, era como si mirara una película. Terrible desilusión me llevé con respecto a un momento tan especial.
Cuando salimos del departamento, me preguntó como debía ir hasta la estación de tren. Le expliqué y como era cerca decidió irse caminando. Llegué a la esquina de mi casa y nos despedimos, sin pena y sin gloria.
Enzo había sido una completa y triste desilución. Tenía muchas ganas de que con él las cosas fueran diferentes, y la relación que teníamos así lo demostraba. Sin embargo mi presentimiento no había fallado nuevamente, las cosas no eran como parecían.
¿Era acaso posible, que de todos los hombres que había conocido hasta ahora, el único que haya estado a la altura de las circunstancias era Facundo? Cada día estaba mas convencida que sería casi imposible poder olvidarme de él. O al menos eso pasaría hasta que no encuentre alguien que me haga sentir todas las cosas hermosas que solo él había logrado. Desde su distancia, desde su no-amor, Facundo me había dado mas que alguien que me conocía mejor que nadie.
Al día siguiente decidí contarle todo lo ocurrido a Yanina. No quería arruinar una amistad por alguien que además, no valía la pena. Si bien ella me había dado el visto bueno, era lo que me correspondía hacer.
Pero a veces el destino nos tiene preparadas cosas que no tenemos en nuestros planes.
Cuando le mandé un mensaje a Yanina diciéndole que quería hablar con ella, me respondió que en ese momento no podía. Acababan de internar de urgencia al padre y no era el mejor momento.
Decidí entonces esperar a que todo estuviera en orden, para poder hablar con tranquilidad.
Sin embargo no sería tan fácil...

...al papá de Yanina le diagnosticaron tres meses de vida a causa de un cáncer terminal.

miércoles, 2 de febrero de 2011

Bendito infierno

Hola gente hermosa!! Estuve desaparecidísima, me hago cargo. Pero resulta que me tomé unas merecidas vacaciones al divino partido de la Costa, junto a mis amigas. La pasé bomba, pero volví mas cansada que antes!! Jajaja!!
Antes de seguir contándoles mi historia, hago un paréntesis por dos motivos.
Primero, debo agradecer a mi vieja lectora Ailu, que me volvió a premiar!!



Las reglas del Juego:

Agradecer a quien te lo ha dado
Poner un Link de su Blog
Compartir 5 cosas sobre ti
Darle este premio a 5 bloggers y comunicarles que los premiaste

Cosas sobre mi:
1° Soy rara: no tomo ninguna gaseosa del tipo "cola", no tomo cerveza ni fernet
2° Agarro sapos y ranas sin problema, pero le tengo terror a las cucarachas!!
3° Me fijo en las manos de los hombres porque las mias son muy grandes y no quiero parecer gigante al lado de un chico
4° El año pasado me descubrieron que soy alérgica al esmalte de uñas y casi muero. Por suerte ahora pude volver a pintarme con una marca que no me hace mal
5° El perro de mi vecino vive mas en mi casa que en la suya (ah, esto no es sobre mi, no?)

Bloggers que quiero premiar:
Paula
Lady Baires
Susanita
Naty
Lolita y el Profesor


(me encantaría premiar muchos más, son todos tan buenos!!)
 
Por otro lado, otra de las cosas que quería contarles, es que estoy muy muy muy triste.
Definitivamente decidí ponerle punto final a cualquier conexión que pueda llegar a tener con Facundo. Sin dudas no hubiera podido tomar esta decisión de no ser por el blog que tanto me ayudó, y por un episodio que sucedió el sábado pasado, en el que también estuvo involucrada Marianela.
Cuando llegue el momento contaré con lujo de detalles lo ocurrido. Pero ya lo decidí. Mi historia con Facundo termina acá, y si puedo y me animo, cuando lo vea, voy a decirle unas cuantas cositas que me quedaron pendientes.
 
Dicho todo esto, retomamos con la historia, justito donde la había dejado ;)
 
 
________________________________________________
 
 
 
Cansada del problema constante que se generaba a mi al rededor, acudí a mi amiga Mecha.
- Diosa, salgamos juntas el sábado, vamos tranquis a tomar algo, charlamos...¿qué te parece?
- No se si tengo ganas, estoy tan cansada!!
- Así te despejás un poco, estás teniendo unos días tremendos...

- Ok, pero prometeme que me vas a alejar de los problemas!!
Entonces el sábado fuimos a Crow's. Nos sentamos en una mesita y nos pedimos unos Dr. Lemon bien fríos.
- Pero no entiendo. - me interrumpió Mecha en un momento. - Entonces a Yani no le importó lo que pasó con Enzo?
- Eso parece. Se lo tomó mejor de lo que pensaba.
- Buenísimo! Quiere decir que tranquilamente podés empezar algo con él, no?
- Es que no sé si quiero empezar algo con él, Mecha!
- ¿Por? Otra vez con tus dudas Diosa!! ¿Cuándo vas a hacerle caso a lo que sentís en vez de pensarlo tanto todo? Si lo querés y te gusta, ¿por qué dudás tanto?
- Porque no creo que para Yani esté todo taaaan bien como ella dice, entendés?
- Vos ya hiciste lo que debías hacer, se lo preguntaste, se lo contaste, listo. Tampoco vas a prohibirte de esta manera!
Ni bien terminó de decir eso, sus ojos verdes se agranderon como dos pelotas.
- ¿Qué pasa? - le pregunté con miedo a darme vuelta y mirar lo que estaba viendo.
- ¿Y si te digo que en este momento Enzo y cía. están entrando por la puerta?
Un calor me inundó el cuerpo y solo pude respirar cuando desaparecieron entre la multitud.
Pero esto no sería todo, para completar el cuadrito, por la misma puerta entró minutos mas tarde, Facundo.
- Acordate lo que te dije Diosa, hacé lo que quieras, pero no quiero verte mal. - concluyó Mecha dejandome pensando como siempre.
No sé exactamente porqué, pero recuerdo que pasé por al lado de Facundo y a penas si lo saludé. Recuerdo charlar horas con Enzo y su amigo el Chino. Recuerdo haberme reído mucho. Recuerdo terminar sentada en la misma silla que Enzo mientras Mecha y Fede bromeaban al lado nuestro. Recuerdo no sentir ninguna preocupación. Recuerdo tener el corazón lleno, por primera vez, sin que la causa sea Facundo.
- Vos me debés algo. - me dijo Enzo entre caricias.
- No se a que te referís.
- Dijiste que íbamos a ir al departamento, y que iba a poder abusar de vos, te acordás?
- Es que para que sea abuso, yo no tengo que dejarme. Y al depto no podés llevarme solito, ni sabés donde es!
- Entonces vos llevame y yo después abuso de vos. ¿Qué decís?
Me quedé callada. Me sonreí. Me acordé de Yanina. Me acordé de Facundo, de Orlando, de todas las veces que me había sentido usada.
- No sé Enzo... - murmuré con miedo.
- Diosa, ey - dijo agarrándome las manos. - ahora no me podés decir que no!
Lo miré. Era él, la persona en la que mas confiaba. El que sabía todo de mi. Con el único que no debía mentir, ni finjir. Él me conocía.
- Está bien. - acepté.
Pensé que sería la mejor decisión que pudiera tomar. Pensé que jamás me iba a arrepentir de acostarme con Enzo. Nunca había podido abrirme tanto con un hombre como lo hice con él, ¿qué podía salir mal con la confianza que nos teníamos?
Pero me pensé mal...
 
...ya antes de abrir la puerta del departamento, empecé a sospechar que me estaba equivocando de nuevo.