domingo, 26 de junio de 2011

I can see clearly now

Que mi compañero recién soltero se esté viendo con una chica, que un flaco diiiiviiiino que conocí resulte estar comprometido hace como 7 años, y que el sábado anterior me haya encontrado con dos pseudo cpu's estudiantes de primer año chapando a más no poder contra una de las paredes de Crow's, era realmente un conjunto explosivo para cualquiera. 
La pregunta era: ¿Qué estaba haciendo mal?
Y varios amigos me fueron respondiendo con sus opiniones. Claro que ninguna me conformaba. "¡Cómo van a saber que pasa por adentro de mi cabeza, si ni yo logro entenderlo!", pensaba. 
Incluso cuando Joaquín, el primo de Fede, me invitó a salir. Yo no estaba segura que hacer: por un lado sabía que tenía que darle una oportunidad, y que después de todo, tan mal no la iba a pasar. Pero la otra mitad me decía a gritos que Joaquín era el mismo desastre de siempre, y no solo sería perder el tiempo sino que salir con él era como quemarse para siempre. Lo misma contradicción sucedía con los puntos de vista de la gente a mi al rededor.
Mecha, por su lado, tenía una clara y firme postura con respecto a su primo político.
- Diosa, vos sabés como es Joaquín. Ese pibe es un desastre!! No podés caer tan bajo y salir con él. Es más, tampoco entiendo como pudiste darle!!
Yanina, que estaba en una etapa de su vida muy liberal, me dijo lo que haría en mi lugar:
- Para mi Joaquín esta muy dable. Aunque sabemos como es, claro. No sé, fijate. Si son las 5 am y no hay nada mejor, es una muy buena opción para no volverse sola. Pensalo.
Tomi, que sabía la historia por lo que Yani y yo le contábamos todos los días en el viaje de vuelta de la facu, también me dió su parecer:
- Para mi, si no le das una oportunidad, nunca vas a saber de lo que te estás perdiendo. Capaz es lo que te imaginás, pero capaz no. Después te quejas que nadie te da bola...este pibe te anda atrás y vos ni lo registrás.
Pero la visión de Fede fue la que mas me impresionó. Quizás porque él es el que más nos conoce a ambos.
- Mirá, te voy a contar algo que quizás no debería. Joaquín está enganchado de verdad con vos, te ve como algo...no sé, ideal para él. Con decirte que la ex novia se moría de celos con vos. Decía que él te miraba de una manera que ni con ella lo hacía. También reconozco que mi primo es un desastre. Pero él es así...tomalo o dejalo.
Entonces hablé con Joaquín ese mismo fin de semana.

Joaquín dice:
¿Qué hacés hoy Diosa?
(Joaquín tiene la costumbre de repetir mi nombre cada 2 segundos)
LaDiosa dice:
me voy a dormir, recién llego de la facultad.
Joaquín dice:
¿Querés salir conmigo Diosa? No seas ortiva!!
LaDiosa dice:
estoy cansada Joaquín! Hace frío y quiero dormir.
Joaquín dice:
bueno. ¿Salimos mañana? ¿Tomamos algo?
LaDiosa dice:
mañana salgo con las chicas
Joaquín dice:
¿A dónde vas Diosa?
LaDiosa dice:
creo que a Crow's
Joaquín dice:
¡Qué raro! Entonces voy y te veo allá. Así no tenés excusa.

Y no la tuve. La única cualidad indiscutible de Joaquín, era que cuando salía con nosotros se ponía con los vinos y el champagne y hasta que no terminara la noche no paraba de comprarnos cosas. 
- Diosa, quiero que me pagues todo el champagne que te tomaste. - me dijo.
- Pensé que eras copado y me estabas convidando.
- Obvio Diosa, pero creo que me merezco un beso tuyo, no?
- ¡Ay Joaquín! ¿Algún día vas a aprender que los besos no se piden?
- Pero a mi me gusta pedírtelos, porque se que te enojás y me encanta verte enojada. 
No sé si por cansancio o por recordar lo bien que besaba, Joaquín se ganó el premio. Y en ese mismo instante que estaba con los ojos cerrados contra una pared, mientras el desenfreno de ese chico me cubría casi todo el cuerpo, me di cuenta que lo estaba haciendo por obligación. Sí, por obligación a rehacer mi vida. Por obligación a darle oportunidad a alguien que quizás termine siendo el amor de mi vida, cuando claramente yo sabía que era algo imposible. Por obligación a no estar sola. Cuando me di cuenta que estaba besando a alguien que si bien me atraía, no me producía nada, me alejé.
Bien distinta fue la sensación que me causaba, por ejemplo, cruzarme con Orlando. El día del cumpleaños de Tomi, me hacía bromas por debajo de la mesa, bromeaba con picardía y me hacía reír como antes. De nada ya valía seguir haciendo de cuenta que iba a mantenerme alejada de él después de los últimos accidentados acontecimientos. Sobre todo cuando me dejó en casa de regreso, y el saludo fue casi un pico, y su mirada me hizo recordar ciertas cosas que en realidad, nunca me había olvidado. De eso estaba segura, la historia con Orlando lejos estaba de terminarse.
Llegó el día del amigo, y a pesar de ser día de semana, arreglamos para ir a cenar con Yani y Mecha a un restaurant que tenía show. Le mandé un mensaje a Marianela, pero no recibí respuesta alguna. Regalito va, regalito viene, pasamos una noche tranquila. El viernes a la tarde, merendamos en otro restaurant con las chicas del colegio. Una de ellas, a modo de broma, le anoto mi celular en el ticket al encargado. Pero no, no hubo llamado.
Y el sábado salimos con todo el resto. Mi compañera la rubia, Renata, Rosa, Marina, la prima de Renata y Emi. Yo estaba chocha con mi grupo de amigas nuevo. Nos divertíamos mucho, pensábamos parecido. Sin embargo debería haber tenido en cuenta que a la gente nunca se la termina de conocer, no? Cómo hubiera imaginado lo que pasó después!....
Como tampoco imaginé que Yanina concretara el almuerzo con Enzo.
- Antes que te enteres por alguien más - me dijo una noche en el medio de una clase de la facultad. - hoy fui a almorzar con Enzo.
- Ah - dije medio con sorpresa, medio con tristeza. - ¿Y qué tal?
- Bien, tranquilo. Mucho no me quedé porque tenía que volver al laburo.
- Y...¿Qué onda? - pregunté haciendo un gesto para que captara la índole de la duda.
- Nada! Charlamos nada más. Ni un palo me tiró. No sé, está raro.
- Quizás quiera ir despacio para que no pase lo de la otra vez.
- Que no vaya tan despacio porque me aburro.
- ¿Entonces vos que querés?
- ¿Yo? Nada. Encima volví y Víctor, mi compañero...¿te acordás que te conté de ese? ¡Se puso re celoso! Me encantó que reaccionara así. Es un pendejo, tiene un año menos que nostras, ¡pero como se la doy Diosa! Me encanta!!
Y mi cara se iba transformando a medida que Yanina continuaba su relato. No entendía como de contarme un almuerzo con Enzo terminó hablándome de las ganas que le tenía a ese tal Víctor. Eso marcaba claramente el poco interés que tenía en el volver con el pelilargo.
A la noche ya en casa, se lo conté a Mecha.
- Era obvio Diosa, yo te dije que Yani no tenía tanto interés en él.
- Me encantaría que Enzo se entere de todo esto, así sabe que lo está usando! Se lo merece tanto...
- Paciencia amiga, date cuenta que todo llega. Vos sentate en un banquito y esperá.
Casi a modo de predicción, Mecha dijo algo que iba a suceder minutos más tarde. 

Enzo dice:
peteeraaa
LaDiosa dice:
que cariñoso!
Enzo dice:
¿cómo andás?
LaDiosa dice:
estudiando...re podrida ya!
Enzo dice:
y bue, ajo y agua!! ¿no salís este finde entonces?
LaDiosa dice:
si, porque tengo un cumple. En realidad dos. Uno es en Caix, viste que vos me decías siempre que tenía que conocer. Igual voy a ir al otro porque es más amigo mio.
Enzo dice:
ahhh....y tu amiga Yanina está invitada a ese cumpleaños también?
LaDiosa dice:
al de Caix? Si, por?
Enzo dice:
ahhhh
LaDiosa dice:
por?
Enzo dice:
curiosidad!
LaDiosa dice:
dale!
Enzo dice:
nada
LaDiosa dice:
largá Enzo!!
Enzo dice:
no hay nada para largar! no flashees!
LaDiosa dice:
es que como preguntaste así! Igual ella no sé a cual de los dos va a ir
Enzo dice:
por justo le tenía que preguntar algo sobre el sábado a ella, y me lo contestabas vos diciendome eso, jaja nada del otro mundo
(listo, me la dejó picando!! ¿La iba a invitar a salir? Acá voy, abran paso!!)
LaDiosa dice:
 ¿qué cosa? ¿te contó lo del flaco?
(total, yo no sabía nada que ellos hablaban, no?)
Enzo dice:
no no jaja no me contó nada asique callate asi no la quemás!!
LaDiosa dice:
ay no entiendo nada!!
Enzo dice:
jajaja que lengua larga que sos!! mirá lo que me tiraste!!
LaDiosa dice:
no soy lengua larga...soy inocente!
(sisi, claro)
Enzo dice:
pero me tiraste "te contó lo del flaco?" de la nada...yo si soy Yanina te mato!
LaDiosa dice:
pero si me estás diciendo "le tenía que preguntar algo del sábado a ella", SUPUSE que era porque te había contado lo del flaco! Entonces quiere decir que le ibas a preguntar otra cosa
Enzo dice:
si, pero andá a saber si yo le iba a preguntar si el sábado salía a bailar a Crow's, ponele... la mandaste al frente mal jajaja!!
LaDiosa dice:
pero no dije nada!! dije "lo del flaco"...puede ser un millón de cosas!!
Enzo dice:
jajaja naaa y menos viniendo de vos que  sos medio pato criollo!!
LaDiosa dice:
bue, cheee...después de todo no tengo porque andar cuidándome lo que tengo que decir.... saaalvo que me expliciten que hay algo que no tenga que decir...
(tomaaaaá!!)
Enzo dice:
jajaja ok
LaDiosa dice:
y aparte como voy a saber que vos venías a la caza again!
(cof cof cof cof)
Enzo dice:
jajaja perdón, y quién te dijo que yo voy a la caza?
LaDiosa dice:
y sino porque te va a interesar tanto?
Enzo dice:
no fue tanto, yo te hice una pregunta sencilla, me contestaste y me alcanzó jaja después vos tiraste una bomba y yo me reí y encima la defendí para que no abras más la boca
LaDiosa dice:
como armamos quilombo en seguida, te das cuenta?
Enzo dice:
porque te enredas jaja cuando metes la pata haces espuma jajaja me muero de la risa cuando te pasa eso
LaDiosa dice:
pero yo no metí la pata! lo que pasa es que el cumple ese en Caix es de un compañero del laburo de ella, y ella no sabía si la iba a invitar o no, y el flaco nos terminó invitando a las dos....y vos justo me decís "y a ese cumple va Yani también?" tons yo pensé que te había contado!!!
Enzo dice:
esta bien, no hacía falta la explicación, pero si te deja más tranquila, no hay problema...

...pero yo ya había logrado mi propósito!

domingo, 19 de junio de 2011

Nobody wants to be lonely

Como ya les dije, que Martín luciera un hermoso anillo de compromiso en su mano no había cambiado demasiado las cosas. A pesar de que después de esa conversación y posterior beso nunca volvió a sugerir nada de ese estilo, era evidente que un año después, algo entre nosotros quedaba.
En cada receso de nuestras clases en la facu, íbamos a un kiosco - librería de al lado a tomar un café con algún tostado y a hablar con Marta, la empleada, que nos trataba de mil maravillas.
- ¡Chicos! Vinieron tarde hoy... - Preguntó sorprendida mientras preparaba un sandwich completo. Marta estaba en sus sesenta. Era petisa, de pelo castaño, con anteojos y varias arrugas. Voz ronca y a veces mal hablada, pero conocía a todos alumnos de la Universidad.
- Si, es que el profesor no quiso cortar un tema y corrió el recreo para más tarde. - contestó Tomi mientras le pagaba el pebete para empezar a devorarlo. 
El kiosco vive lleno de universitarios. La mayoría de los profesores hacen el corte a la misma hora, y Marta tiene que correr de un lado a otro, para llegar a atender a todos en los escasos 20 minutos (que siempre termina extendiéndose al doble, dependiendo la flexibilidad del profesor).
Ese día, nosotros habíamos llegado cuando todos ya se habían ido.
- Bien! Conseguimos sillas hoy! - festejó Marcelo. Pudimos ocuparlas todas, salvo una dónde había tres chicos.
- ¡Ah! - gritó de golpe Marta mientras nos alcanzaba las servilletas. - ¿Cómo les fue ayer que estaban tan nerviosos?
- No sabemos. O muy bien, o muy mal. Son de esos parciales que todo depende del profesor. - contestó Martín.
- Estudian sistemas. - Comentó Marta a uno de los chicos de la otra mesa. - Pobres, no sabés como les dan! Ellos vienen y me cuentan como ustedes, viste? 
El chico asintió sonriendo. Era alto, delgado, barba crecida, rubio de ojos marrones y con algunos rulos. Mientras Martín, Marcelo, Tomi y Emi se sentaban a comer sus sandwich, yo me acerqué al mostrador de Marta.
- Ah Diosita! Si usas perfume para la ropa, acá uno de los chicos vende. Asíque me avisas que yo le encargo, viste. Son muy ricos, ahora te traigo para que pruebes. - dijo mientras desaparecía atrás de la cortina que separaba la cocina del mostrador. - ¡Es ese chico que está sentado allá! - gritó.
Instintivamente giré la cabeza y me encontré con la mirada del rubio. Él se sonrío y me dijo:
- Le traje un par...cualquier cosa ya sabés, le decís a ella o sino yo siempre ando por acá.
Antes de que pudiera responder, Marta volvió con una muestrita. Era rico.
- Viste Mariano como te hago publicidad, no? 
- Si! Gracias Marta! Sos una genia!!
Pero entró gente al kiosco y desapareció por la otra puerta. El rubio, llamado Mariano evidentemente, parecía muy simpático, y se quedó hablándome sobre la facultad. Por eso no me di cuenta que ya era la hora de volver a clase.
- Diosa, ¿cómo era lo que dijo el de Planificación el otro día? - gritó Martín desde la otra punta del kiosco, pretendiendo interrumpir mi conversación. Yo me hice la sorda, y seguí con la charla.
- ¿Y por qué elegiste esa carrera? - me preguntaba Mariano. Entonces proseguí a contarle esa parte de mi historia. Pero Martín insistía.
- Diosa, ¿me escuchás? ¿Te acordás lo que dijo el profesor el martes? Que nos reímos tanto!...
Ya era más que evidente que debía responder. Me di vuelta y le hice una seña de desconocimiento. Acto seguido, continué mi relato.
- Pero si! ¿Sabés lo que digo? Lo que le dijo al gordito, de que no sabía para que estaba en la facultad si era tan desastroso. Fue tan gracioso! 
Martín ahora estaba al lado mio y trataba a toda costa incluirme en la conversación junto a Marcelo.
- No me acuerdo Martín, no sería tan importante porque creo que ya me olvidé.
- Uh, bueno. Es hora de volver ya! ¿Vamos chicos?
¡¡Desde cuando tanto interés en volver!! En ese instante lo odié. Se iban todos, por lo que no tuve opción. Lo saludé a Mariano y me fui atrás de ellos.
- Sos copado eh! - le comenté mientras caminábamos.
- ¿Por? - se hizo el desentendido.
- Estaba ahí chamuyando y vos interrumpiendo cada dos segundos.
- ¿Dónde? ¿En lo de Marta? ¿Con ese cara de poker?
- Si, ese cara de poker pero copado.
- Ahh y yo que sabía tonta! Me hubieras dicho...
- Claro, te decía "No Martin, no quiero contar esa anécdota porque me estoy chamuyando al rubio"...¡como no me di cuenta!
- Jaja! No así, pero una seña al menos! Perdón! Igual no te perdiste de mucho, tenía una cara de gil...!
- Para mi no era feo y muy simpático.
- Buen, para mi tenía cara de gil, y no quiero que estés con un nabo, Diosa.
- En todo caso eso lo decido yo - contesté ya cansada mientras entraba al aula.
Mariano siguió saludándome durante todo el año cada vez que nos cruzábamos en los pasillos o en el kiosco de Marta. Estudiaba diseño, pero no sé si ahora dejó o se recibió, porque ya no lo veo más. 
Lo más interesante de todo esto, fue que era muy notorio que Martín quería seguir ocupando su lugar en la historia. El no tenía intensiones de desaparecer a pesar de su compromiso y de que evidentemente nada más podía pasar entre nosotros. 
Pero a partir de ese día las cosas cambiaron. Quizás yo dejé de darle importancia. Quizás él se convenció. Pero poco a poco la relación se fue secando y paulatinamente dejamos de hablarnos.



Ese viernes, después de clase, fui a cenar a un caro restaurant de la zona junto a Emi, Tomi y Orlando. Comimos mariscos y un super panqueque con dulce de leche de postre. 
Intenté actuar de forma natural delante de Orlando, pero esa sonrisa Colgate aún seguía teniendo efectos en mi. Sobre todo cuando salimos y nos contó que se iba a encontrar con una chica. Admito que me afectó mas de la cuenta.

Pero la mayor sorpresa me la llevé la semana siguiente. Subiendo las escaleras de la facultad junto a Yanina, nos cruzamos un grupo de estudiantes de psicología.
- ...entonces yo le dije, viste, que yo iba a hacer mi trabajo. No voy a sacarle las papas del fuego todos los días.
- Yani! Mirá... - la interrumpí para señalarle disimuladamente a un pelilargo que pasó al lado mio clavándome la mirada.
- ¿Qué tiene?
- ¿No te hizo acordar a nadie? - le pregunté cuando ya se había alejado.
- mmmm, no me doy cuenta.
- ¡Igualito a Enzo era!
- ¡Nada que ver! Ah! Hablando de Enzo... estoy hablando de nuevo con él. - sentenció de golpe.
Disimulé mi sorpresa de la mejor manera que pude. Sin dejar de mirar el suelo emití un sonido  mientras me preparaba para seguir escuchando lo que seguía.
- Ah si? ¿Y que onda?
- Bien, por ahora hablamos tranquilos, no me tiró ningún palo de los que suele tirar él, viste? - "Sí, se perfectamente de lo que me hablás" pensaba por dentro. Sin embargo solo asentí con la cabeza.
- Ajam...
- Y resulta que nos dimos cuenta que trabajamos re cerca! A poquitas cuadras...
- Ah, mirá vos! - contesté permitiéndome dejar ver un poco mas la sorpresa que tenía en mi interior. A pesar de que lo único que tenía ganas de hacer era putear. Mucho.
- Entonces quedamos en ir a almorzar uno de estos días. Íbamos a ir hoy pero se me complicó con esto del laburo el horario del almuerzo, viste que te conté?
- Claro... - No voy a mentir, a esa altura la bronca me brotaba por los poros. Sin embargo, necesitaba saber más. - ¿Pero vos querés volver a algo con él? - pregunté como pude.
- No sé, viste como es Enzo, y sabés como soy yo. No me muero de ganas de nada, pero no hay otra cosa, entonces bueno, ¡es lo que hay Diosa!
Era la respuesta que sabía que iba a escuchar. 
- ¿Entendes lo que te digo? - le contaba por teléfono más tarde a Mecha. - Yo sé que es lo que pasa acá. Yanina le da bola porque Enzo es el único boludo que hay en el menú ahora, y él se debe de re pensar que se van a casar, que van a poder reconciliarse. ¡Se va a llevar un fiasco!
- Mejor Diosa, se lo merece! Él se hizo el idiota con vos...ahora que Yani le pague con la misma moneda...
- Si, ¿no?
- Si, totalmente. Cuando lo dejen pagando ahí vos vas a reírte. "El que ríe último..."
- Tenés razón. Pero...¿y si me equivoco? ¿Y si le sale bien y Yani se termina enganchando?
- No creo...te parece?
- No, no me parece. Pero uno nunca sabe...
- No te persigas Diosi, Enzo va a tomar de su propia medicina, vas a ver.
- Igual me da bronca. ¡Es un turro! Al final, claramente a mi me usó para darle celos a ella!!
- No pienses eso... Pero al menos quedate tranquila con una cosa: Yanina no sabe nada de lo que pasó entre ustedes.
- Si! Tenés razón! En ese sentido me quedo tranquila...

...aunque la idea de imaginarlos almorzando juntos me revolvía el estómago.

jueves, 2 de junio de 2011

Just can't get enough

- Tengo una propuesta para hacerte y no me podés decir que no, escuchaste? - Yanina trataba de que le prestara atención, pero entre los gritos de Martín y Marcelo no podía concentrarme. El profesor se había tomado un receso bastante largo y nosotros no veíamos la hora de volver a casa.
- ¿Una propuesta? ¿De qué hablás? Me das miedo!
- Te va a gustar! El sábado mis compañeros del laburo vienen a comer pizza a casa y después salimos por Capital. Vas a venir y no te podés negar, ¿ok?
- Ay Yani! Odio salir por el centro! Hace frío...¿cómo van a ir?
- En colectivo, hay uno que pasa cerca de casa y nos deja en la esquina de Goa. ¡¡Dejá de poner excusas!! Te conozco...
- Uy, encima que ahora pusieron guardarropa en Crow's! Se hizo tan cómodo!
- Diosa la puta madre! Tenés que cambiar de aire! Decís que querés hacer borrón y cuenta nueva pero seguís saliendo al mismo lugar con las mismas personas!! Vas a venir, no te lo pregunto...te obligo!
- Bueno...el sábado hablamos...
El gesto que Yani hizo pasó desapercibido por la llegada del profesor con un yogurt en la mano.
- ¿No te da fantasías eso Diosi? - me preguntó al oído Martín. Nada había cambiado desde que el anillo de compromiso había aparecido en su mano. A pesar de que cada año que pasaba, las arrugas en su rostro aumentaban, y su pelo era cada vez mas escazo, Martín hablaba de sexo con total libertad y gracia. Y en cada comentario que hacía, yo estaba involucrada.
- ¿No será que a tu edad te da fantasía cualquier cosa? - respondí guiñándole un ojo. Marcelo se estalló de risa. Conseguí que el maduro se mantuviera callado durante unos 15 minutos.
El sábado no me quedó otra opción que aceptar la propuesta de Yanina. Fui temprano a la casa y esperamos al resto. Pasamos a buscar a los compañeros de Yani por la estación y más tarde llegó mi amiga la rubia. Los chicos venían desde bien lejos: uno desde Luján y el otro no me acuerdo pero sé que había viajado como 2 horas también. Comimos pizza, y nos contaron anécdotas de su trabajo.
- ¡No sabés Diosa! El lujanero va comprar al quiosco más seguido que yo al baño!
- Eso es mucho decir - acoté.
El lujanero se sonrió dejando ver su gran dentadura perfecta, achicando sus ojos celestes y pronunciando una risa forzada.
- Bien que todos me piden que les haga mandados después!
Fui al baño a terminar de pasarme la planchita y el muchacho vino atrás mio.
- Contame algo de tu vida. - me dijo sentándose en el inodoro tapado mientras me miraba peinarme.
- Es un garrón que un flaco en actitud chamuyera te diga eso...aviso.
- Jajaja que genia! ...mmm, bueno a ver...¿de que equipo sos?
- ¿No me ves la cara de inteligente?
- ¿De River?
- ¡Andate de este baño! - bromié. - Bostera...mal!
- Uhh, cagamos! Yo jugué en River, hasta que me lesioné y no pude jugar más al futbol. Ahora me conformo con ser parte del equipo de la facultad de Luján. Hace poco fuimos a jugar a Brasil.
- Bien! Yo soy bostera pero tengo que reconocer que los jugadores mas lindos están en River. Cuando era chica y boba, recortaba fotitos de Cavenaghi y las juntaba.
- ¿Me estás hablando en serio? ¿O Yani ya te contó?
- mmm, no sé que podría haberme contado.
- Cavenaghi es mi primo!
Casi me caigo de culo. Me contó como él también jugaba en las inferiores junto con la gata Fernández y el malevo Ferreyra. Que salía a bailar con ellos a los boliches de moda. Que su carrera se cagó el día que se lesionó. ¡Con las ganas que yo tenía de ser botinera! Ahora el rubio de ojos celestes era un gran programador y chico IT como todos los otros que conocía. Pero al menos era pariente del bombón de Cavenaghi.
- Diosa!! - me llamó Yanina desde el dormitorio. - Vení un segundito! - Subí las escaleras y la ayudé a elegir la ropa. - Decime, ¿le das?
- ¿Al lujanero? - pregunté aunque sabía a lo que se refería.
- Sí, dale! Me parece que hay onda ahí.
- Es lindo, es simpático...es primo de Cavenaghi! Jaja!!
- Uh, ya te contó la historieta esa...entonces le gustás porque claramente te está chamuyando Diosi!
Admito que me gustó la idea, pero por fuera, me hice la desinteresada. Fuimos en remis hasta la parada del colectivo que nos llevaba a Goa, pero como eramos 5, nos separamos en dos autos. De más está decir que me tocó con el lujanero. Fuimos los 15 minutos de viaje hablando en inglés, él alardeando con que vivió un año en EEUU y yo con mis 10 años de estudio del idioma. El remisero estaba chocho!
Ya en el colectivo, el lujanero se ofreció a hacerme masajes durante la hora de recorrido que tuvimos. Era bueno, lo admito. Y hasta el momento de bajarnos, ya se había ganado un pico.
En la puerta de Goa, nos colamos en la cola que estaba haciendo Fede con sus amigos. Dio la casualidad que justo ese día en ese lugar, había organizado una reunión con sus amigotes de los juegos en red, y por eso le insistí a Mecha que también fuera. 
- ¿Ese es el chico que te iba a presentar Yani? - me preguntó mi amiga.
- Si! - contesté tratando de disimular. - ¿Qué te parece?
- ¡Lindo! Y parece simpático...¿qué onda?
- Todo bien por ahora...aunque viva en la loma del orto, claro. - dije con una sonrisa actuada.
Adentro del boliche, me puse bizca de ver los precios de las cosas y no me daban las manos para pedir tragos de lo que se me antojara. Es más, todavía tengo consumiciones que no llegué a cambiar de esa noche. 
Mi amiga la rubia, quería levantarse al otro compañero de Yani a toda costa, pero éste no le daba bola. Ella insistía. Yanina se ponía pesada a causa del alcohol, y Mecha se repartía entre nosotras y Fede.
- Un día tenés que venir a Luján, ¿conocés? - me dijo mientras bailábamos apretados un reggaetón de moda.
- No, nunca fui. Me gustaría conocer la Basílica.
- Cuando quieras te hago la visita guiada...pero mirá que termina en mi casa el tour eh!
- ¿Ah si?
Pero el rubio no me dejó elaborar ninguna otra respuesta, al siguiente instante lo tenía agarrándome del cuello y comiéndome la boca como hacía rato nadie lo hacía. Como en la pista había mucha gente que iba y venía, nos corrimos contra una pared. ¿Para que voy a mentirles? No sé si a causa de lo barato que estaba todo o a mi abstinencia forzada, les juro que a pesar de estar adentro de un boliche, esa noche llegué a ver las estrellas. El lujanero sabía perfectamente lo que hacía: y creo que yo también.
Cuando abrí los ojos y tomé conciencia de dónde estaba y lo que estábamos haciendo, me dio vergüenza. Lo solté del cuello y me di cuenta que, como diría Arjona, lo tenía agarrado como náufrago a la orilla. Y entonces reconocí que nos estábamos tocando en un lugar público y que probablemente alguien nos había visto.

- Acá cada uno está en la suya, nadie se preocupa por el resto, no te preocupes. - me tranquilizó. Me levantó en upa para sacarme la timidez, pero no funcionó: un patovica nos llamó al orden. - ¿Qué onda? Esto no nos dejan, pero lo de recién si!
Al volver a la realidad, no encontramos a ninguno de nuestros amigos. Empecé a llamar a Yani por teléfono y me dijo que estaban en la puerta. Pasamos por el guardarropas y salimos. Mecha me preguntó si volvía con ellos en tren o con Yani en colectivo. Yo prefería volver con Fede y sus amigos, ya que me parecía mas seguro no ser tres chicas solas, pero me convencí cuando el lujanero y el amigo se ofrecieron a acompañarnos a cambio de algunos mates en la casa de Yanina.
- ¿Vas a ir para allá para después volverte a la otra punta de Buenos Aires al rato? No sé como tenés ganas!
- Estoy acostumbrado a viajar 4 horas por día, no me molesta. Y aparte si me vuelvo me pierdo de estar un ratito más con vos, no te parece?
Caminamos las dos cuadras que separan la parada del colectivo de la casa de Yanina abrazados. Desayunamos, y entre que las chicas se dormían y el otro veía como volverse a la casa nosotros nos besábamos sentados en una silla. Pero se hizo de día y era hora de volverse cada uno a su lugar. 
Al día siguiente, me agregó al msn y empezamos a charlar. Quedé embobada al ver que escribía con acentos y comas, tal como a mi me gustaba! Me invitó nuevamente a Luján, a darle los masajes que le debía a cambio de los que me había hecho él. 

LaDiosa dice: 
no quiero parecer una come hombres después de lo que pasó ayer.
Lujanero dice:
para nada. A mi me encantó que hayas hecho lo que tenías ganas de hacer y punto. No pienso nada raro de vos.
LaDiosa dice:
te lo digo porque me ha pasado, y no quiero que sea el caso.
Lujanero dice: 
no te preocupes, pero me encantaría que vengas de visita, o al menos que pongamos un punto de encuentro en el medio de los dos así es parejo. 
LaDiosa dice:
bueno, algún día que no esté lloviendo como ahora.
Lujanero dice:
no importa, te espero y te tapo. Después me encargo personalmente de secarte, o sino de ducharte también.

Durante la semana entera hablamos por Skype cuando él estaba en el trabajo y yo en casa, y sino por mensajes de texto. Me deseaba suerte para los parciales o me preguntaba después como me había ido. Me expresaba las muchas ganas de verme que tenía y hasta a veces me llamaba por teléfono al celular para charlar. Yanina me contaba que entre ella y el otro chico lo cargaban por haber dormido y no haber llegado a más conmigo y eso le molestaba bastante. 
Pero un día las cosas cambiaron. Dejamos de hablar tanto, de estar tan pendientes de lo que hacíamos o no hacíamos. Y la noticia que Yani me trajo al tiempo lo explicó todo. El lujanero ahora andaba con una chica de la empresa. 
Quizás dormí, quizás estuve demasiado tranquila y lo dejé pasar. Pero la idea de lo complicado que sería verlo, las distancias y más aún conociéndolo tan poco, no me atraía demasiado. En su facebook veía como agregaba a chicas sin filtro alguno, llegando a superar las dos mil y eso no me inspiraba demasiada confianza.
Aunque la historia con el lujanero parecía terminada, el verano pasado se escribió otro capítulo para recordar...

...pero para eso todavía falta recorrer otras historias.