Marianela y yo quedamos petrificadas. En un segundo perdimos toda capacidad de reacción.
Tres canívales aparecieron de la nada con unos palos en la mano, y sin mediar palabra les empezaron a pegar a los chicos.
Fede estaba tirado en el piso y ahora se desquitaban con Joaquín. De pronto, uno de los patoteritos levanta la cabeza y nos ve a nosotras. "Soy boleta", pensé.
- Mari, vamos! - le ordené. Nos lanzamos a cruzar la calle sin ni siquiera mirar, y casi morimos atropelladas por un auto. Después de esquivarlo, llegamos a la otra vereda, y empezamos a correr. Llegando a mitad de cuadra, había un auto estacionado arriba de la vereda, asique frenamos ocultándonos detrás para ver la escena que habíamos dejado. Había dos que seguían pegando, pero el tercero nos estaba siguiendo.
- Corré!! - grité. Me saqué los zapatos (y bueno, hay momentos que el glamour es necesario perderlo) y empecé a correr con todas mis fuerzas, descalza. Ni les cuento todo lo que me clavé en los pies.
- No puedo mas Diosa, no tengo aire! - gritaba Marianela.
- Corré Mari, si nos agarra nos puede hacer cualquier cosa!!
- ¿Y los chicos? ¿Qué hacemos?
Algo tenía que hacer. Mientras corría con todas mis fuerzas, pensaba en alguna idea. "Pensá Diosa, pensá!", me repetía a mi misma. Hasta que se prendió la lamparita.
Agarré el celular y marqué.
- Hola Orla!!! - dije cuando por fin me atendió. - Por favor necesito que vengas!! Me estan siguiendo!
- ¿Diosa? ¿Qué pasó? ¿Me estás cargando, no? - respondió del otro lado Orlando, incrédulo.
- Le pegaron a mis amigos, estoy corriendo y no se que hacer!! Ayudame por favor, vení, apurate!!!! - grité entre sollozos con el poco aire que me quedaba.
- Decime dónde estás! Ya estoy saliendo - me dijo cuando por fin me creyó. Le dije las calles y corté.
No tenía mas aire, necesitaba parar. Los pies me dolían. Pero no podíamos.
Me doy vuelta y veo que a menos de una cuadra, estaban los tres pibes con sus palos y levantando piedras o cascotes de la calle, mientras se dirigían hacia nosotras.
La desesperación que me agarró es indescriptible. Volví a llamar a Orlando.
- Orla apurate por favor me estan siguiendo!! - grité.
- Estoy yendo, decime en que calle estás ahora.
- Ay la puta madre no tiene un puto cartel esta cuadra!!! ¡¿Mari que calle es?!
Los pies corrían solos, y yo ya había vaciado el tanque de oxígeno. No daba mas.
Allá por lo lejos, veo un grupo de chicos que caminaban por la transversal. Ni lo dudé.
- Chicos!! Esperen, por favor esperen!! - les grité. - Ayuda, ayuda!!
Los pibes se frenaron y comenzaron a venir a nuestro encuentro. Por suerte, eran 3 chicos y una chica. Les contamos rápido lo que pasó, y nos creyeron.
- Creo que por la calle que veníamos había una garita de seguridad. - dijo uno.
- Es verdad! - dijo Marianela. Con los nervios no nos dimos cuenta, pero ya casi estabamos a una cuadra de su casa, y deberíamos haber recordado que ahí esta el guardia.
Los chicos nos acompañaron. El señor de seguridad era un tanto mayor, y tenía tantas ganas de hacerle honor a su profesión, como yo de tirarme al río. No se movió de su sitio, y ninguno de sus tres pelos canosos cambió de lugar. Pero al menos, ya no estábamos solas. ¿Y los chicos?
En eso, veo la nave de Orlando acercarse. ¿Cómo hizo tan rápido para llegar de Crow's acá en medio segundo?. En el momento en que se bajó del auto, Orlando fue mi superhéroe. Una especie de Batman que venía con su Batimóvil a rescatarme. ¡Y encima con lo lindo que es!.
- ¡Orla! - suspiré en sus brazos. Y bueno che, había que aprovechar! - Tengo miedo, tengo mucho miedo! - me metí en el auto sin pedir permiso. Ni siquiera me importó que había venido con otro amigo (el pibe mas lindo de toda zona sur, para que se den una idea, es igualito a ese que hace propagandas de calzoncillos). - Ahi vienen! - grité. - Son ellos!!
A lo lejos, venían dos pibes caminando con palos. Orlando ya se preparaba para pegarles, y el amigo se arremangó la camisa.
- Esperá! Es Fede!! - dijo Marianela agudizando la vista. Y era verdad. Eran los chicos.
- ¡¡Fede!! - me tiré del auto y fui corriendo a abrazarlo. - ¿Estás bien?
- Si, estoy bien. - dijo a pesar de algunas manchitas de sangre en su remera. - Se fueron para allá, no deben de estar muy lejos. Le robaron el celular a Joaquín nada mas.
Para mi sorpresa, Joaquín y el amigo de Orlando, se conocían.
- Vamos a buscarlos. - dijo Orlando. - Suban y vamos, apurate.
- ¡¡No!! - grité poniendome adelante del auto. - ¿Estan locos? Los van a lastimar!!
- Ya no, ahora somos 4 - dijo Fede.
- Te juro que tengo ganas de desquitarme, por todas las veces que me robaron y no pude hacer nada. - acotó Orlando. - Ustedes quedensé acá con el señor, que yo las vengo a buscar después. No se muevan!
- Chicos, por favor, avisenmé! Cuidadado!
Se subieron los 4 al 206, y arrancó con quinta a fondo.
Nosotras esperamos en esa esquina sin saber que hacer. ¿Qué estaría pasando?. Los nervios nos carcomían. Mientras tanto, yo trataba en vano de limpiar con un pañuelito mis pies. No solo estaban negros, sino que me dolían y tenía cortes. Sacando mi estado deplorable después de la tormenta que nos había agarrado. Bien hecha mierda estaba. Bien.
Los chicos tardaban y a mi la presión me subía a 20.
Hasta que a las cansadas, volvió a aparecer el auto por la esquina.
- Listo, los agarramos. - dijo Orlando. Pero había vuelto solo.
- ¿Qué pasó? ¿Y Fede?
- Los agarramos acá a pocas cuadras, y les dimos duro. Los hicimos mierda, uno terminó sangrando. Y cuando nos avivamos, nos dimos cuenta que en la esquina está el destacamento. Entonces avisamos a la policía y los agarraron. Menos uno que se nos escapó.
- ¿Quedaron detenidos?
- Si. Y a Fede y a Joaquín los demoraron para declarar. Yo y mi amigo nos pudimos venir, asique recién lo dejé en la casa a él y las vine a buscar a ustedes.
Acababa de vivir una película de acción, con intervención policial y todo. Pero los nervios, no se me iban mas del cuerpo. Subimos al auto y fuimos a llevar a Mari.
- Mirá, me lastimé la mano por pegarle a uno.
- No sé porque se arriesgaron tanto! Podría haber salido mal.
- No pasa nada, te juro que ahora me siento mejor después de desquitarme.
- Gracias Orla, de verdad, te re portaste.
- No es nada, un placer. - me contestó con su sonrisa marca Colgate.
Después me dejó en mi casa, y le hice prometer que me iba a avisar cuando llegara.
Mensaje de Orlando:
"Ya llegué a casa, todo tranqui"
Mensaje de la Diosa:
"Gracias por ayudarme. Me estoy curando el pie, no sabés como lo tengo!"
Mensaje de Orlando:
"Ufff, pobrecita! Yo agarré un hielo y me lo puse en la mano jeje"
Mensaje de la Diosa:
"Uh, espero que no sea nada, sino me voy a sentir muy culpable!"
Mensaje de Orlando:
"Me debés una eh!"
Mensaje de la Diosa:
"Estoy totalmente endeudada! Asique pedime lo que quieras jaja"
Pero tardó en responder, y a mi me dolía hasta el alma. Caí de cabeza en mi cama, y apenas toqué la almohada, ya estaba dormida.
Al otro día mi mamá me despierta a las 11 de la mañana para ir a lo de mi tía, como todos los domingos. La verdad es que nunca tengo problema de levantarme temprano después de salir, pero ese día, había sido una excepción.
Encendí el celular de nuevo, y me llegó un mensaje de Orlando:
"Me lo pagás con una salida. Qué te parece?"
La puta madre!! ¿Justo antes de ese mensaje me tuve que dormir? Ahora ya no podía aprovechar la situación...
Antes de almorzar, llamé por teléfono a Federico.
- Hola Fede, cómo estás?
- Diosa! Todavía en la comisaría, no nos dejaron ir porque tuvieron que hacernos radiografías y esas cosas para ver que estabamos todos bien. Y aparte parece que estos pibes no eran ningunos bebés de pecho. No son menores y tienen antescedentes.
- ¿Entonces?
- Entonces van presos. Pero tenemos que declarar. Ahora en un rato nos dejan ir, y después nos va a citar un juez.
- Ay no te puedo creer! Alto garrón, Fede.
- Si, pero bueno, no queda otra. Yo no doy mas, quiero dormir!!
La historia sigue, hasta la citación del juez que les llegó a los chicos. Tuvieron que ir a declarar. Contaron todo lo que pasó, pero para dejarnos limpias a nosotras, dijeron que nos habían conocido esa noche, y no sabían nuestros nombres. De lo contrario, quedaríamos pegadas nosotras también en la causa. Durante mas de un mes, Joaquín tuvo miedo de caminar por esa calle, y cada vez que pasaba un colectivo, se ocultaba detrás de algo por miedo a que el que se había escapado, regrese por él en venganza.
Los tipos quedaron en cana, al menos un tiempito. Y aunque vivimos todos una situación de mierda, está bueno sentir que al menos tuvo un final "feliz", y se hizo justicia.
Eso si,
...nunca mas me vuelvo caminando!!
martes, 22 de junio de 2010
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
noo que garronn
ResponderBorrarvos tambien viviss en el campo blda :P
Me imagino la paranoia que les habrá quedado... Pero que bueno que se hizo justicia!
ResponderBorrarAhora, corazón: tu vida da para todo, eh!
Un beso:)
Susanita: No vivo en el campo! Jajajaja! Creo que en el campo estas cosas no pasan...
ResponderBorrarPaula: Mi vida tiene tintes hasta de acción, viste? Este blog va para rato jaja
GranDiosa:
ResponderBorrar¡Porrrrrrrrrrdioooooó! Lo que es la inseguridá, ¿vio?
A todo esto, ¿qué pasó con Orla? ¿Sáldó el favor que le hizo? (Me imagino que le costó un montón, saldar es cuenta), dele, chusmée, dele ¬¬
El Profesor
PD: Susanita quizás dice eso porque en Agronomía no pasan esas cosas. ¡Andáaaa!
Naaahhh diosa, me imagino la desesperacion!
ResponderBorrarY los chicos se re portaron! orlando por ir a buscarlas y los demas por no dejarlas pegadas con el juez.
Por suerte hoy lo pueden contar!.
Que locura, porque tanta violencia contenida?
Que momento tan feo que tuvieron que pasar por las lacras esas. Por suerte tuvieron su merecido. Me sumo al pedido del profesor, quiero detalles de como saldó esa deuda señorita.
ResponderBorrarBesotes :3
NOOOO, por el amor de Dios que miedo!
ResponderBorrarDecí que nada malo pasó, Diosa! Menos mal, pero que susto.
Seguramente sin zapatos, cortes y los pies sucios seguís con glamour jejej :)
my god diosa!
ResponderBorraryo te puedo asegurar que no salgo más de casa con lo cagonisima que soy!!!!!!!!
pero bueno al final de todo ((y que lamentable es decir esto)) fué una desgracia con suerte.
abrazo :)
Qué situación de mierda!!! Me imagino la desesperación mientras corrían!
ResponderBorrarMuy bien Orlando que apareció a rescatarte cual principe azul, pero la verdad no me cayó bien que tuviera que ir a buscar a los pibes y pegarles... Me parece poco inteligente y no me hace sentir que un hombre, es MÁS hombre por eso. Al contrario, me hace verlo de otra manera.
En fin... cosa mía :P
Beso!
Qué momento!
ResponderBorrarBueno todo se resolvió para bien y eso te dejó algo en limpio: nunca más regresan caminando!!
Ahora falta que actualices con respecto a Orlando.
Besos para vos.
Lady Baires
Increíble la historia, escalofriante.
ResponderBorrarAy, los pies cortados. Te clavaste algo groso? te diste la vacuna antitetánica? qué miedo, jaja.
ResponderBorrarBueno, coincido con vos, al menos se hizo justicia. Tantas veces te sacan todo, te hacen pasar el peor momento de tu vida, y siguen como si nada..!
Diosita, me tuviste con el corazón en un hilo!!!
ResponderBorrarLo leí la otra noche pero ya no veía bien así que te comento hoy.
Nena, no vuelvas más caminando, cuidate!!!
Te juro que pensé que los habían matado a los chicos, es increíble lo que se está viviendo (y eso que este post data de un tiempito ya).
Te dejo muchos besos y abrazos querida amiga!!!
Le prometo, GranDiosa, que le vamos a escribir un post especial donde contemos cómo nos conocimos.
ResponderBorrarPero dígame, ¿qué quiere? ¿Cómo nos conocimos el primer día o cómo nos conocimos cuando nos vimos por primera vez?
¿O los dos relatos?
Dele, pida que se le concederá :)
El Profesor
de sistemas y docente
ResponderBorrarcon eso me lo confirmas vos sola
a mucha gente va agradar leer esto
que suerte
ResponderBorrarhace unos dias que no podía entrar
lalala
ResponderBorrarlo hice para vos ;)
Ey, me imagino la escena y no lo puedo creer.. Adrenalina total, TOTAL. Qué alivio cuando todo pasó y que sensación de justicia cuando todo salió relativamente bien.
ResponderBorrarBesos Diosa, es un placer tenerte por acá again,
Diosa, que fea situación! Una vez, volviendo caminando del boliche a mi casa, sentí que me perseguían. Obviamente estaban los flacos, pero no se si realmente me perseguían o si estaba muy paranóica. Igual, por las dudas, llegué a la misma conclusión que vos: Nunca más caminando!
ResponderBorrar