viernes, 18 de febrero de 2011

Volver a empezar

La noticia de Yanina nos movilizó a todos. El hecho de que de un día para el otro le descubran a su padre cáncer en gran parte de su cuerpo, y que combatirlo sea tan difícil como peligroso, de manera que solo le den tres meses de vida y nada para hacer, era algo terrible. Mi charla definitivamente ya no tenía importancia, y hasta en un punto me hacía sentir culpa.
Durante las primeras semanas, intenté ayudar a mi amiga de la manera que podía o ella me dejaba. Gracias a Dios, al mes encontraron un médico que le propuso una operación y tratamiento. Era la única esperanza, que encima de todo, costaba muchísimo dinero. La familia decidió aceptar esta posibilidad. Luego de que el papá de Yani saliera de la operación, comenzaron con el tratamiento. Poco a poco, y sorteando muchísimas dificultades, pudo ir saliendo. A pesar del primer médico, no solo vivió los tres meses que le pronosticaron, sino muchos más. Hoy puedo decirles que no está curado, ya que la metástasis sigue presente en su cuerpo, pero que el padre de mi amiga puede llevar una vida casi normal.
A lo largo de todo ese tiempo que conllevó la enfermedad, yo nunca me sentí capacitada para contarle lo sucedido con Enzo. No era oportuno, no tuve la valentía, no podía pretender que Yanina soportara algo más.
Por eso motivo nunca se lo conté y es el día de hoy que continúo guardando el secreto.

Por otro lado, la relación con Enzo siguió de tal manera que no se me dificultó ocultar lo sucedido...
Luego de aquella noche, esperé que diera alguna señal de vida. Sin embargo, Enzo ya ni me hablaba por msn, y cada vez que lo hacíamos terminabamos discutiendo.
Intenté que a pesar del desliz que tuvimos, podamos seguir siendo amigos como antes, pero era en vano. En el aire de nuestras conversaciones se olía bronca y hasta resentimiento. Era una situación que me daba mucha pena, y si me proponían volver el tiempo atrás, estaba segura que elegiría quedarme con las ganas y preservar nuestra amistad.
Durante el primer tiempo, la falta de esa persona incondicional que me escuchaba en todas y me aconsejaba como nadie, se notaba mucho. Extrañaba a Enzo. Y a pesar de que después de cada discusión me prometía no volver a hablarle, ese sentimiento que salía de mi interior, me llevaba a volver a intentarlo. Hasta que bajé los brazos y no volvimos a hablar mas.
Mi parte mas insegura se cuestionaba si en realidad yo no le había gustado. ¿Y si solo había querido estar conmigo como parte de un plan de venganza para Yanina? No podía creer que alguien a quién le había confiado tanto me desilusionara de esa manera.

Mientras Yanina sorteaba el malestar de la enfermedad de su padre, trataba de dar las materias que podía. Yo me internaba con Tomi y Emi para preparar la tésis y poder presentarla en diciembre. Pero luego de algunas presentaciones nos convencimos que lo mejor sería dejarla para Marzo y ocuparnos de las otras materias.
Los fines de semana que tenía disponible y ganas de salir, ya no tenía al bloque para hacerlo. Por eso recurrí a Mecha, y más adelante a otro grupo de amigas que poco a poco fue formándose.
A la vuelta de mi casa vivía Yiyo, una chica que había ido a mi colegio, pero un año mas grande. Y ahora la había reencontrado en el gimnasio y nos habíamos empezado a llevar bien.
Yiyo era mas petisa que yo, morocha, llena de rulos, delgada pero con buena delantera. Aunque estaba soltera, cada vez que salíamos lo que menos le interesaba era conocer gente nueva. Nos quedabamos sentadas charlando y tomando algo, y por supuesto, me cargaba al verme como yo saludaba a todo el mundo.
Renata era la mejor amiga de Yiyo. Ella también iba al colegio y empezó a salir con nosotras. De mi misma estatura, cabello rubio y lacio, pero con muchísima mas delantera que Yiyo. Me sentía pobre al lado de ellas. Renata tenía una historia de amor compleja y extensa con un chico que trabajaba de patovica en un bar cercano a Crow's. Estudiante de psicología, siempre con la palabra justa.
Rosa y Marina eran hermanas de un compañero de la facultad. Rosa estudiaba medicina en la misma que yo, y Marina hacía un curso de cocina. Rosa, de 25 años, alta, flaca, de pelo castaño y rulos, siempre usando jeans ajustados y remeras de colores. Marina igual, pero de 21. Ambas empezaron a ir siempre a Crow's para salir con nosotras.
Flavia era amiga de Rosa, otra estudiante de medicina, y a veces también se sumaba al grupo.
Así fue como formamos un grupo de fines de semana. Yo las miraba con recelo, y todavía no me animaba a llamarlas amigas con todas las letras. Venía de muchas desilusiones en materia de amistad, y no quería volver a tropezar. Si me había defraudado una amiga que tanto conocía, ¿por qué no lo haría alguien que veía solo de noche?. De todas maneras, me alegraba saber que no estaba sola y que supe encontrar gente para rearmar mi vida.

Un sábado cualquiera, fuimos a Crow's con Yiyo, Renata y Emi. Mientras Renata trataba de levantarse a Emi sin ningún éxito, vi entrar a Facundo.
- Saludalo Diosa! - me insitía Yiyo.
- No, mejor evitarlo... - quería autoconvencerme.
- ¿Estás segura que vas a poder?
Obviamente, no. Pasó por adelante mio y nos saludamos. Se acercó a la barra a pedir algo, y mientras los chicos se alejaban, nos quedamos charlando solos.
Pasamos una hora hasta que mis amigos volvieron y él se encontró con una amiga y nos separamos.
- ¿Pasó algo cuando nos fuimos? - me preguntó Renata.
- No, nada de nada.
- ¿Por?
- Porque no. Estuvimos hablando nada más.
- Te le hubieras tirado encima! Cómo yo hice con éste boludo de Emi, pero claro, Facundo seguro agarraba viaje!
- No voy a tirarme encima de nadie Renata! Él sabe que si quiere estar conmigo, con un gesto alcanza. Pero no voy a forzar las cosas. Y ya es tarde, asique mejor vamos yendo, no?
Salimos de Crow's y Emi se fue para su casa. Con Yiyo y Renata empezamos a caminar hasta la estación, ya que las chicas insistieron en tomar el colectivo hasta casa.
Caminaba con miedo, no paraba de recordar aquel día de furia cuando nos corrieron por la calle con Marianela, Fede y su primo Joaquín. Tratando de alejar mis pensamientos de mi cabeza, lo único que venía a mi mente era Facundo. Aunque hacía de cuenta que no me había afectado, cada vez que lo veía era un terremoto en mi interior. Estar cerca suyo aceleraba todos mis sentidos y alejarme de él era trágico.
- Está sonando un celular - dijo Yiyo trayéndome de mis pensamientos. Era el mio.
"Orlando llamando", decía. Otra vez rescatándome del peligro. ¿Instinto de superhéroe?
- Hola
- ¿Hola, Diosa? ¿Dónde estás?
- Volviendo a casa, ¿qué pasó?
- ¿Querés que pase a buscarte? Te llevo a tu casa.
- ¿Pero en que andás?
- En la moto.
- Yo no me subo ahí eh!
- Decime dónde estás!
Le dije por la calle que iba caminando y me cortó.
- ¿Quién era? - me preguntaron las chicas.
- Un compañero de la facultad. No se que quiere.
- Ah no perdés el tiempo vos eh! - me cargaba Renata. - ¿Te vas a ir con él?
- No creo, si viene con la moto no me subo.
- Se, claro. Ahora vamos a ver si decís lo mismo. No seas tonta, aprovechá!
Por lo lejos se sentía el sonido del motor. Apareció una super moto negra, y un grandote se sacó el casco para dejar su melena rubia al descubierto. Orlando impactaba.
- ¿Subís? - me preguntó.
- Me da miedo.
- Vamos despacito, dale, no pasa nada!
Y sin pensar más, accedí. Me subí a esa moto y fui derecho a lo obvio. Paramos en su casa, pero luego encaramos al departamento. Dejó la moto en la puerta y subimos.
Volví a estar con Orlando. Volví a entregarme a él, y estaba vez, sobria. Volví a disfrutarlo, volví  a caer.
En mi cuerpo sentía el placer de la venganza, de la revancha, de la satisfacción. Por mi mente pasaron muchas personas. Marianela, Enzo, Facundo. ¿Realmente estaba envuelta con Orlando por lo que él me daba o por lo que los demás me habían dejado?
A pesar de todo, de algo estaba segura. Si con Orlando la pasaba bien, no iba a volver a reprimirme porque era un tiro al aire...

...a partir de ese momento, supe que era necesario empezar de cero.

7 comentarios:

  1. Hiciste bien con Enzo, solo quería sacarse las ganas.

    Y con Orlando, si lo disfrutabas y la pasabas bien... aprovechá! jaja
    Pero después no podés esperar nada más de él, ya se sabe cómo es.

    Me alegro por Yani y su padre!

    Beso diosa!

    ResponderBorrar
  2. ese concheto asqueroso, te pasaba a buscar para tener sexo, hijo de puta. que poco hombre, y vos diosa, DIOSA, dale a enzo, a re que seguia (?) jajaja, bueno, nada busca otra cosa, dejate de joder de siempre los mismos pitos, nose como no te aburris (?)

    ResponderBorrar
  3. Diosita diosita, estuve medio colgada. Aquí me puse al día.
    Yo soy partidaria de que hay que hacer lo que uno tenga ganas y no reprimirse. Let it be.
    Te mando un besito

    ResponderBorrar
  4. Esaaaaaaaa diosi, con Orlando de nuevo a las andanzas, esta bueno empezar otra vez!!!!!!!!!!!!!!

    ResponderBorrar
  5. Yani no estaba para escuchar nada.
    Esa última pregunta que te hiciste con respecto a Orlando, es muy apropiada.
    beso

    ResponderBorrar
  6. Coincido con Lady: pregunta apropiada. Encontrar la respuesta a la pregunta, quizás te muestre el camino a seguir.

    El Profesor

    ResponderBorrar
  7. La revancha, uhmmm si sabré de qué hablás.

    continúo

    ResponderBorrar