miércoles, 13 de enero de 2010

Té para tres

Entramos al otro Pub. Dimos unas vueltas y encontramos algunos conocidos.
- Vayamos a tomar algo - le dije a Mari. Tenía la necesidad de seguir en ese estado de mareo absoluto. Nos acercamos a la barra y pedimos unos tragos. Mientras esperábamos que los preparen, alguien nos agarró de la cintura.
- Opa!!! ¿Cómo andan las chicas? - era Claudio.
- Buen, apareciste! - le reproché.
- Uhh, no me maltrates linda. ¿Cómo anda la flaquita? - no solo por la botella vacía en su mano, me di cuenta que él estaba peor que yo.
- Mejor, en la casa. Ni un mensaje le mandaste
- Tenés razón. Estuve re mal. Pero lo puedo remediar ahorita mismo - dijo mientras se avalanzaba encima nuestro
- No te confundas Claudio! No mezclemos el ganado, querés? - le dije en tono firme.
- Uy, que carácter! Okey, no te preocupes. Tengo mercadería para ustedes asi nadie confunde nada - y diciendo esto, señaló hacia el otro lado del bar. Estaban Lautaro y Carlos. - Andá a buscarlo.
- Ni loca! Si tiene interés que venga él! - ¿Qué se pensaba? No iba a rogarle atención a nadie, porque por más que durante todo este tiempo habíamos charlado por msn y arreglado "posibles salidas" que nunca surgieron, yo me acordaba lo que había visto la última vez. Y no me gusta ser la boluda.
- Ahora te lo traigo - y después de hacer fondo blanco de su vaso, Claudio desapareció entre el tumulto de gente. Con Mari nos quedamos ahí un rato charlando y criticando a dos que bailaban y nos pisaban los pies.
- ¿Vamos al baño? Me hago encima. Y de paso vemos si los vemos a los chicos. - le dije a Marianela antes de que se me vaya el efecto tequila. Subimos a los baños, y tardamos un rato (como saben, los baños de mujeres son terrorificos). Al salir, estaban ahí. Lautaro y Carlos nos esperaban en la puerta muy pacientemente.
- Buenassss - dijo Lautaro. Nos acercamos a saludar. No me dio tiempo ni de pensar, que me agarró y me arrinconó contra una pared. - Te extrañaba - me dijo. No le creí, obviamente, pero a veces la noche te hace ver las cosas de otra manera.
- ¿A si? No me daba cuenta - contesté en tono burlón.
- Ahora te vas a dar cuenta - y me dió el mejor beso que me pudo haber dado jamás. Solo después de varios minutos, nos despegamos y pude ver que Marianela y Carlos habían desaparecido de nuestro lado. - Vení - me dijo agarrándome del brazo. Me llevó a un rincón que estaba vacío. Era una parte del bar que estaba lleno de mesitas, pero como ahí no se baila, no se junta gente, solo había un grupo de chicas riéndose. Se sentó en una silla contra la pared, bien alejado de todo y me hizo sentarme arriba de él. Me empezó a besar con fuerza. Cada vez con mas pasión. Luego siguió por mi cuello, mientras con sus manos, me acariciaba entera. Yo podía sentir la temperatura de nuestros cuerpos, elevánsose cada vez mas. De pronto, agarró mi mano y me indicó lo que quería.
- Para. No. - reaccioné a medias con un murmuro.
- Dale, por favor. - me pidió al oído. Al principio me opuse, pero luego, me dejé llevar. Era la primera vez en mi vida que hacía algo así. Y encima en un bar! Me daba pudor que alguien pueda vernos, pero al mismo tiempo, la adrenalina me llevaba a olvidarme de todo. Podía sentir los sonidos de placer y eso me daba la pauta que a pesar de ser primeriza, no lo hacía tan mal. Hasta que por fin, desplomó su cabeza en mi hombro y yo solo pude acariciarlo.
- Lautaro - sentimos una voz y de pronto reaccionamos. Él tapo la evidencia del acto con su remera, lo cual hizo que se manchara todo. Nos dimos vuelta. Y ahí lo vi. Avergonzada por la situación que me encontraba y molesta porque nos estaban interrumpiendo.
- ¿Qué querés? - contestó de mala manera. El interruptor le dijo algo en el oído. - Bueno, en un rato bajamos. Andá.
- Yo te digo lo que me dijo Claudio nada más. - Contestó en voz alta. A mi ni me miraba, y yo rezaba para que se fuera cuanto antes mientras con el cuelpo, ocultaba lo que Lautaro había dejado al descubierto.
- Okey, pero andate ahora. - Y por fin se dio media vuelta y se fue. Nos miramos. Recién en ese momento reaccioné. Saqué de mi cartera un pañuelito de papel y se lo dí. Limpió lo que pudo y me dijo - Voy al baño a limpiarme la remera. Ahora vengo. - y me besó. Yo me quedé ahi sentada, pensando en lo que había hecho. ¿Por qué?. Porque Lautaro me podía. Me podía como ningún otro. Y con él, no me importaba nada.
Volvió del baño y me dijo si bajábamos asi nos encontrábamos con los demás. Le dije que si. Cuándo estábamos bajando por las escaleras me dijo al oído - Hoy te vas conmigo Diosa. - Hice caso omiso. Sabía que no me iba a ir a ningún lado mas que a casa, pero ya iba a haber tiempo para decirle que no. O no.
Nos encontramos con el resto. Mari estaba charlando con Claudio, Carlos estaba al costado, y mas allá, el chico que nos había venido a interrumpir antes.
- Voy a la barra a pedir algo. Ya vengo. - me dijo Lautaro y desapareció.
- Vení Diosa, te presento a tu cuñado - dijo Claudio cuando me vio sola.
- Yo no tengo cuñado! - contesté sonriéndome.
- Bueno, vos me entendés. El es Facundo. El hermano de Lautaro. - Y ahi lo miré por primera vez a los ojos. Vi esas pestañas largas, esa mirada profunda. Esa boca chiquita pero con labios carnosos. Alto. Simplemente altísimo. Le sacaba una cabeza cómodamente a todos. Si piel blanca, como si nunca hubiera visto el sol. Y esa expresión de seriedad entre aburrida y tranquila, pero muy observadora. Era él. Si, el mismo que nos había interrumpido hacia unos segundos.
- Hola. - dijo sin cambiar de expresión. Me acerqué y le dí un beso. Él apartó enseguida la vista y sacó el celular del bolsillo para leer un mensaje.
- Tengo el mismo! - reaccioné. Lo saqué para mostrárselo. "Me tengo que llavar bien con él" pensé.
- El tuyo es plateado - respondió. Los pusimos uno al ladito del otro. - Igual es raro, no conozco a nadie que tenga el mismo celular
- Es verdad. Yo tampoco.
- ¿Ven? Ya tienen cosas en común! - dijo Claudio. De pronto Marianela se acercó y miró la foto que tenía él de fondo de pantalla.
- A esa chica la conozco. ¿De dónde la conocés? - preguntó. Era una foto de la cara de una chica. Tenía el pelo rojísimo y con rulos.
- Es la que se coge Facu todos los findes. No? - contestó muy delicadamente Claudio. Él se limitó a sonreir y decir que era alguien que estaba olvidando. "Evidentemente mucho esfuerzo no hace, porque si la tiene en el celular", pensé.
- ¿Vamos afuera? - dijo Carlos. Y todos lo seguimos, menos Claudio que dijo "Ya vengo" y desapareció.
El bar tenía un patiecito muy lindo, pero ya era casi de día y la claridad me hacía reaccionar. Le hice seña a Mari, y entré a buscar a Lautaro. Algo me olía mal.
Di un par de vueltas, hasta que comprendí que no debía menospreciar mis intuiciones. Ahí estaba. Pero con otra.
Si, Lautaro estaba abrazando, besando y calentando a otra.
No lo soporté. Una cosa era verlo cualquier día con cualquiera mina. Y otra muy distinta, era verlo 2 minutos después de haber estado conmigo. Y mas, desupués de que yo haya hecho lo que hice. Me sentí la peor. La mas idiota. Tenía ganas de romperle la cara de un cahcetazo. La impotencia era tremenda. Y peor fue cuando levantó la vista y me miró. Lo odié. Quizás había pasado por situaciones parecidas, humillaciones de ese estilo, pero nunca me molestó tanto como ese día. Es que como ya había dicho, Lautaro era diferente para mí.
Me di media vuelta y salí. Cuando llegaba a la puerta, siento un brazo que me retiene. Me doy vuelta y era él.
- ¿Qué querés? - la rabia me salía por la boca.
- Perdoname. Es mi ex. Y la verdad, es que quiero arreglarme con ella. No sabía que estaba acá. - Y ahí entendí que era eso lo que el hermano le había avisado cuando nos interrumpió. Me sentí tonta. Chiquita.
- No podés Lautaro. Hace lo que quieras con ella. Pero a mi no me tocás nunca mas un pelo. Escuchaste? - me solté y salí. Otra vez la claridad. Otra vez me enceguecío la luz y la verdad.
Al costado, Carlos y Marianela apretado. Al lado suyo, Facundo. Apoyado contra una pared, tomando un Pronto. Me acerqué para charlar con él al menos y no sentirme tan sola.
- ¿Querés? - me convidó simpático. Entendí que su inexpresividad no era de amargura. En eso era bien diferente a Lautaro. Uno movía cada uno de sus músculos para hablar. Gesticulaba cada momento. En cambio, el otro era inmóvil. ¿En qué otras cosas se diferenciarían?
Tomé un traguito y le agradecí. Carlos hacía bromas y jodía con Mari.
- Está caliente esta! - bromeaba. De pronto, Facundo agarró la botellita de Pronto y le tiró un chorrito al escote de Marianela. Todos nos reíamos mientras Carlos trataba de rescatar algo de bebida. En ese momento se abrió la puerta. Salió Claudio con una chica, y Lautaro con su ex. Miró muy mal la situación, pero poco me importó.
El muy caradura se instaló a apretar con la mina al lado nuestro! ¿Por qué? No lo toleraba. 5 minutos mas y yo me iba de ese infierno.
Hasta que la luz del día dejó de encandilarme y pude ver con claridad.
- Che Facu, dale un beso - dijo de pronto Carlos, que nos vió a los dos solos, mirando la nada, al rededor de gente que disfrutaba de su juventud. Facundo se sonrió.
- ¿Qué decís Carlos? - contesté casi horrorizada.
- Si, dale un beso a tu cuñado! Dale, total, es casi como darle a Lautaro, pero un poco mas alto.
- Entonces no, gracias! - dije irónica.
- Bueno, pero Facu es mejor. Tiene mas experiencia. Es mas grande - insistía.
Entonces, por un segundo entendí varias cosas. La miré a Mari, y ella me respondió con un gesto, que haga como quiera. Miré hacia el otro lado, y ahí estaba Lautaro, sin medio de reparo, dándole amor a su ex. Pero lo miré a Facundo. A esos ojos. A sus pestañas. Y me sonrió.
Me quedé inmóvil.
Facundo se acercó.
Y me besó.
- Ahhhhhh bueeeeenooooo!!!!! - escuchamos de pronto. Nos separamos. Era Lautaro.
- ¿Qué te pasa? - "Me dice algo más y a mi me echan por zutirlo", pensé.
- Nada, a mi nada - dijo con una sonrisa irónica. Lo odiaba mas ahora.
No me volvió a hablar. Al rato se metió adentro con Claudio y sus chicas. Carlos se llevó a Mari afuera del bar. Después me enteré que se escapaba de que alguien lo vea, ya que él también andaba en algo. Desde ese día entendí, que ese grupo era para eso. La pasabamos bárbaro en los boliches, pero nada más. No podíamos esperar nada de ellos. Nos ofrecían diversión, cuando podían, pero solo eso.
Me quedé hablando con Facundo, ya que estábamos los dos solos. Me contó que iba a encontrarse con unos amigos, pero hubo un mal entendido y cayó ahi con el hermano. Él se llevaba bien con todos los amigos de Lautaro, y a veces salían juntos.
Me sentí muy cómoda hablando con él, a pesar de que la situación era super díficil. No solo me había visto haciendo lo que hice con el hermano, sino que ninguno de los dos tuvimos reparos en darnos un beso. Sin embargo, ahi estábamos los dos, hablando de cualquier tema que se nos ocurría para pasar el rato.
- Entré y dije: "Hola, me quiero probar ese chaleco sin mangas de la vidriera", y la chica me contestó "No va a ser chaleco con mangas" - me contaba divertido. Y así, mil anécdotas mas. Lo miraba y encontraba cosas parecidas a Lautaro, pero a la vez, eran muy diferentes.
Marianela volvió y desde afuera me dijo que salga así nos íbamos. Entendí que quería escapar, porque Carlos tenía otras intenciones. Lo saludé a Facundo y salí.
Ya en la remis a casa, conversábamos lo sucedido.
- Soy la mas boluda!! ¿Por qué caí como caí con Lautaro? Era obvio que me iba a dejar tirada! Y yo, cumpliendo sus placeres... - dije mortificada.
- Diosa, escuchame una cosa. Estuviste con dos hermanos en una misma noche. En una diferencia de 5 minutos aproximadamente. Te envidio.
- Yo no me envidio un sorete! Chau Lautaro...para siempre!
Y si, sabía perfectamente que esa historia terminó desde el momento en que "toqué" a su hermano. Pero acaso, él podía humillarme con cualquiera y yo no? Era justificado su accionar solo porque era su ex y no mi hermana?
"Adios Lautaro", pensé triste mientras me acomodaba en mi cama esa mañana, "esto se termina acá"...

...lo que no sabía, era que la historia con Facundo, recién empezaba.

8 comentarios:

  1. Iba leyendo y sabia que con Facundo iba a haber algo mas, lo sabia Diosa ♥

    ResponderBorrar
  2. UY UY UY!, cada ves mas interesante.
    hay dios que verguenza que te agarren infraganti!!...igual ese chico es el monumento al tarado Diosa!!!

    espero la continuacion eh!!!

    besitos

    ResponderBorrar
  3. Para mi faltará lo que tenga que faltar, lo importante es que cuando llegue sea el correcto o mejor dicho, vos creas que e´l lo sea y él crea eso de vos :)

    ResponderBorrar
  4. Imaginé que Facundo te invitaría tímidamente a salir, pero la cosa fue más allá, muy bueno!
    Lautaro, un flor de guacho!
    Pero ves, siempre después de algo malo tenés el premio.
    Lady Baires

    ResponderBorrar
  5. Diosaaaa!
    Las vueltas de la vida! jajaj
    Odio a Lautaro ¬¬
    No me gusta el suspensooo. Quiero saber qe paso con Facuuu!
    Te quieroooo
    Un besote

    ResponderBorrar
  6. guauuu
    ´me muero que sigas viendo a lautaro mientras estés con el hermano!!1
    tenías razón con eso de que tomó un giro inesperado!

    ResponderBorrar
  7. La otra vez entré y me olvidé de leerlo.
    Dale o sea, flaco la puta amdr eme agarró una bronca mientras leía. Sabes que? son hombres, y mirá que yo no meto a todos en la misma bolsa pero no conozco a NINGUNO que en algún momento no haya hecho una de esas, no conozco a NINGUNO.
    Dios, y se cree que no te iba a molestar o no sé, que onda hermano? anda y cojete a facundo, que te encuentre encamada con el hermano y rechazale el trio la puta madre!!!!!!!!!!!!

    ResponderBorrar
  8. Jajajajajaja chicas me hicieron reir mucho!!
    Gracias por la onda!! ;)

    ResponderBorrar